Ana Layeveska: Derritiendo corazones

Si el encanto tuviera un nombre ese sería Ana Layeveska. Una mujer que ha formado su personalidad a través de diversas culturas. A los 5 años aprendió a tocar el violín, a los 15 inició su preparación en la actuación, y, desde su aparición en la pantalla chica, las oportunidades para la actriz no han cesado tanto en tele, teatro, cine y series.

Por: Josué Guerrero

Podríamos definir a Ana como una persona dual. Antes de iniciar la sesión fotográfica y entrevista, se torna relajada, pero apenas la lente se pone ante ella, se transforma. Existe una conexión entre la actriz y la cámara. Ella se dedica a sonreír y posar. El resultado es maravilloso.

Ana Layeveska

Naces en un país, creces en uno diferente, te desarrollas profesionalmente en otro ¿Cómo influyen estas estancias en diferentes países tanto en lo personal como en lo profesional?

A lo largo de mi vida he pasado por demasiados lugares; nací en Ucrania, crecí en Moscú, comencé mi carrera artística en México, he estudiado en diferentes partes del mundo por largos periodos. Es inevitable que no conozcas otras formas de vida, aprendas otras culturas, costumbres y diferentes formas de pensar. Creo que la personalidad se forma en la adolescencia y todos estos lugares influyeron, aunque acepto que no he cambiado mucho, sigo siendo la misma niña.

Siempre estuviste ligada al arte, de hecho antes de convertirte en actriz tocabas el violín. ¿A qué edad comenzó el gusto por este instrumento?

Comencé a tocar a la edad de 5 años, mi papá es violinista, mi mamá pianista, era prácticamente un hecho que yo fuera a ser músico. No es una decisión que haya tomado, las cosas se dieron y el gusto por la música ya es una costumbre. Tengo buen oído y si hay algo anti sonante me puede volver loca. Las malas melodías me ponen muy mal.

En esta etapa de mi vida el violín no es una prioridad, toqué muchos años, y no sólo me dejó gran gusto por la música sino también por las armonías en la vida y la actuación, ya que estos dos artes se relacionan mucho entre sí.

¿Sólo experimentaste con el violín o intentaste tocar otros instrumentos?

Estuve en algunas escuelas de música y aprendí a tocar piano, el solfeo y canto; aprendí de todo un poco aunque no son mi fuerte evidentemente.

¿A qué edad comienzas con tu formación artística?

La actuación llegó a mi vida a la edad de 15 años, y antes de eso no me pasaba por la mente ser actriz. Estaba casi segura en que sería violinista, pero ese “casi” se convirtió en una parte fundamental para decir no al violín y entrar de lleno a la actuación. Ya estudiando no sólo me di cuenta que me gustaba sino que comencé a enamorar de la profesión. No me iba mal, los maestros siempre reconocieron mi trabajo.

A los 14 años  participé de extra en la telenovela “Alguna vez tendremos alas” que protagonizaba Humberto Zurita. Necesitaban de violinistas en ese capítulo y fue cuando Humberto les comentó a mis papás que tenía mucho talento. Después de eso hice mi audición al CEA, me quedé y comenzó mi aventura en este mundo.

La primera gran oportunidad en tu carrera llega a la edad de 18 años en la telenovela “Primer amor… A mil por hora”. ¿Qué representa este proyecto tanto en tu carrera y qué satisfacciones te dio  personalmente?

Fue un parteaguas en mi vida en general, no sólo profesional. El hecho de trabajar con pura estrella como Anahí, Kuno Becker, Valentino Lanús, Mauricio Islas, fue sorprendente. Me dejó mucha experiencia actoral que es lo más importante, hasta no tenerle miedo a los retos y decir aquí estoy, no me importa que tenga poca experiencia.

Hizo que creyera en mi talento, en mi capacidad como actriz y de entrar en un mundo donde tenía más responsabilidades. A esa edad todo mundo quiere salir y divertirse, yo no lo podía hacer, tenía que trabajar.

Han pasado 15 años de este proyecto y has realizado muchas telenovelas, cine y teatro. ¿Sientes que ya eres la actriz que te habías propuesto en tus inicios?

No, creo que nunca llega el momento para ser la actriz que quieres ser. Estoy en una etapa en que crecido, madurado y eso se refleja también en tu manera de actuar, de ver las cosas, de ser verdadero contigo mismo y con los de más. Tus prioridades cambian. Ahorita estoy descubriendo nuevas formas de actuar que no tiene nada que ver con lo que hasta ahorita he hecho. La actuación es un mundo que no tiene límites.

¿En junio del año pasado regresas a México para grabar la serie “Punto de giro”, platícanos de este proyecto y de tu personaje?

Es un thriller, género que nunca había experimentado; tampoco había trabajado en series siempre en telenovelas. El personaje es muy complejo, tiene características psicopáticas hasta llegar a la fame fatal cliché. Para mí es un reto diario ir a trabajar pero le busco sutilezas al personaje.

¿Cuál es tu mejor experiencia de vida relacionada con un auto?

El auto para mí es primordial. Es mi segundo hogar, sobre todo en esta gran urbe como es la Ciudad de México. Tiene que ser cómodo, gastar poca gasolina, no me importa si visualmente es bonito o no por fuera, le doy más énfasis a los interiores. Me agrada que tenga asientos de piel y algunos detalles que me agraden.

He manejado muchos autos, no podría distinguir cuál prefiero. Aunque he de aceptar que me fascina el Cadillac, me sorprendió mucho porque no era una marca que conociera. Es una firma muy americana y me encantó. Pero para ser sinceros, me siento muy a gusto con Suzuki y por mi experiencia los autos más seguros son los Toyota.

Tanto en la vida personal como por mi trabajo he manejado muchos autos. No puedo decir que son mi pasión pero me gustan demasiado.

El año pasado te casaste. ¿Cómo ha sido esta etapa?, ¿Cómo ha cambiado tu vida?

Muy feliz, contenta. Me gusta estar en pareja. Estoy viviendo una de las etapas más fascinantes en mi vida. Amo estar casada.

El estar casada sin duda ha cambiado tu perspectiva de la palabra amor ¿Ahora cómo la definirías?

Antes pensaba que el amor eran mariposas en el estómago. Imaginaba que si alguien me gustaba o quería darle un beso era estar enamorada, juraba que así era, y no, no tiene nada que ver. También suponía que el matrimonio era puro trámite y tampoco es así.

Ahora me doy cuenta que el amor es lo más fundamental para crecer como persona. Creo que el que no ama nunca evoluciona. Amor no es posesión, ni algo enfermizo. Si uno realmente sabe amar te conviertes en un mejor ser humano.

EN CORTO

¿Auto en el que aprendiste a manejar?

Tsuru

¿Prefieres manejar o que te lleven?

Manejar

¿Si pudieras elegir cualquier destino a dónde te gustaría ir manejando?

La Costa de California

¿Qué música escuchas en el auto?

Jazz hasta electrónica

¿Cuál es el auto de tus sueños?

Un Audi A7

¿Comida favorita?

Sushi y carne asada

¿Director favorito?

David Fincher

¿Qué personalidad te ha inspirado profesionalmente?

Ninguna, siempre me inspira la gente luchona

¿A quién te gustaría o te hubiera gustado conocer?

Margaret Thatcher

¿Cuál es tu destino favorito para vacacionar?

Galicia

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